domingo, 28 de agosto de 2011

Las madres de Kenia: AMOR y PASIÓN.

Estamos en los últimos días de nuestra aventura en Kenia. La verdad es que despúes de llevar aquí cerca de 50 días, empiezo a tener una idea bastante consolidada de este país, sus gentes, su cultura y tradición. Es inimaginable lo rico que es este país en todos estos ámbitos pero no tanto en otros que son básicos para una vida diaria.


El post de hoy es cortito pero cargado de emoción y de admiración hacia las personas a las que va dirigido. Os hablo hoy de las madres que crian y se encargan de los huérfanos que viven en el orfanato donde he tenido la suerte de poder estar y trabajar para ellos. Como ya os he comentado varias veces en los post anteriores, muchos de estos niños no tienen a nadie más que esta figura materna que les cuida, les alimenta, les educa, les instaura valores que hace que de mayor sean lo que sean gracias a ella. Las "mummies" son 5, una por cada cabaña donde tienen alrededor de unos 12 niños. Pero la capacidad que tiene una de estas madres a las que he estado observando todos estos días es ilimitada. La manera que tiene de educar a tantos niños, dentro de una pequeña cabaña todos juntos, cómo tiene a todos tan educados que piensas que están haciendo una actuación porque cada uno tiene su tarea y la realiza al más mínimo detalle. Y todo eso es porque esta mujer ha estado detrás de todos esos niños para que en su falta de un padre o una madre, estaba ella que ha sido, es y será, la persona más importante de sus vidas.


No sólo es admirable el hecho que estas madres puedan educar a todos estos niños y de la manera que lo hacen. Lo que es aún mas increíble es que después de los 4 días a la semana que trabajan en el orfanato estando 24 horas con los niños en todos los aspectos, ya sea tomar la medicina para el VIH o leerles un cuento por la noche; se van a sus casas a cuidar de sus otros hijos, esta vez los suyos propios, aunque según he podido ver para ellas, los niños del orfanato están a la misma altura que los suyos propios. Es la misma pasión con la que trabajan en la casa, con la que acuesta a todos o con la que se tienen que quedar en vela porque alguno esté enfermo. Tienen un coraje que asusta y cuando he tenido un momento más tranquilo con ellas, cuando los niños están acostados y la cabaña se vuelve un lugar sin saltos, risas, movimientos de los niños, es cuando he podido ver el verdero amor y pasión con la que estas madres tratan a estos niños que de alguna forma, les han arrebatado a sus seres más queridos.






Mum Terry es un ejemplo. Lleva 14 años en Nyumbani y he tenido la oportunidad de conocerla más porque era la madre de la cabaña donde diariamente he dado clase a los niños que tenía asignados. Me ha contado que para ella los 15 niños que tenía en su cabaña han sido educados de la misma manera que los 2 que tiene en su vida fuera del orfanato yq ue ahora mismo están trabajando en Kenia. Para ella y como bien y orgullos dice, yo no tengo 2 hijos, sino 17. Entre las muchas cosas que me ha contado en los diferentes momentos que he tenido tranquilo con ella ha sido que hace unos años muchos niños estuvieron muy enfermos pero que estando en el orfanato tienen una oportunidad increible no sólo teniendo tratamiento para el VIH sino también por la educación que recibe con todos los niños y los valores que son trasmitidos en el sitio donde está. Lo que más me gustó y de verdad me pareció un gesto más del amor profundo que tienen estas madres por estos niños es que en Navidad, donde los niños que tienen algún pariente son enviados con ellos durante esa semana y el orfanato descansa totalmente durante una semana, muchos de los niños que no tienen a nadie ya que todos sus parientes o desgraciadamente han muerto o están desaparecidos, son llevados a las casas de las madres con su verdadera familia para que ninguno deje de estar en esas fechas especiales con alguien querido. Sin duda que son detalles que marcan la diferencia a la hora de valorar lo que están haciendo estas mujeres por estos niños.


Mum Christine es la más longeva en el orfanato llevando ya más de 14 años y siendo la primera madre que empezó criando a estos niños al iniciarse este proyecto. Como dice ella, ha visto desde que son bebés a muchos niños crecer, desarrollarse y les ha visto vivir cada día y por ello afirma que para ella eso es un sentimiento muy difícil de explicar. Por ello no tienen ninguna duda en llamar a todos esos niños como a sus propios hijos y la verdad es que no hay ninguna duda que tiene el derecho a poder decir eso en vista del gran sacrificio que hace por todos ellos diariamente teniendo todo preparado.


Simplemente quería contaros un poco de las auténticas heroínas de este orfanato en mi opinión, que hacen que estos niños puedan tener un futuro mucho más claro que el que podrían haber tenido si no hubieran estado en este orfanato. Me acuerdo más que nunca en este post de Effie, una chica que os hablé en el post de Kibera cuando llevaba poco tiempo en Kenia. La he vuelto a ver esta semana porque una hermana suya está en este orfanato. Desgraciadamente no fueron buenas noticias las que me dió al venir. Su madre finalmente había fallecido y ella, de 12 años seguía cuidando a los otros 2 hermanos de 5 y de 6 y estaban buscando junto con la ONG algun tipo de solución para ver donde se podían quedar estos niños. Effie ha tenido que ser una madre para sus hermanos a marchas forzadas por ello espero que a lo largo de su vida tenga un poco más de suerte de la que hasta ahora le ha tocado. No sabré igual más de ella en toda mi vida, pero se que siempre me acordaré de esa mirada cansada y salpicada de dificultades.


Me despido por hoy. En unos días os pondré el último post desde Kenia, del que me siento bastante perdido por donde empezar dada la envergadura que ha tenido en lo personal para mí este proyecto en todos los ámbitos pero de alguna manera intentaré cerraros el círculo que abrí hace unas semanas tratando de relataros sensaciones desde este páis. Mi más sincero agradecimiento a los momentos que he compartido con todas estas madres durante este tiempo y que me ha servido para contaros aquí la pasión con la que cuidan a sus propios hijos y que de alguna forma me ha valido a mi también para acordarme mucho de la mía ahora que está muy lejos. Este relato viene de la mano de el de la semana pasada del el paso adelante que debe tomar la mujer en estos países para un mejor porvenir de mucha gente y que sin duda lo ha confirmado viendo el trabajo y la dedicación de estas mujeres que más humildemente he conocido en este orfanato.


Asante Sana Kenia

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